Sacristán
¿Qué es un sacristán?
La palabra «sacristía» significa lugar para objetos sagrados. Hacia el siglo V, los ministros de la liturgia comenzaron a destinar una habitación para vasos sagrados, vestimentas, manteles, velas, libros y demás utensilios. Resulta lógico guardar estos objetos en un lugar donde pudieran encontrarse y recuperarse fácilmente, y donde pudieran guardarse de forma segura tras la ceremonia.
La sacristía principal solía tener puertas que daban acceso al presbiterio, la nave y el exterior de la iglesia. Tras el Concilio de Trento, las sacristías se volvieron más elaboradas. El Concilio recomendó que el sacristán fuera un sacerdote o un clérigo, pero esto acabaría demostrando ser poco práctico. El papel del sacristán fue evolucionando con el tiempo.
Ahora sabemos que el sacristán prepara lo necesario para la celebración de la Liturgia: los libros, las vestiduras, los vasos sagrados, el pan y el vino. Pero su labor va más allá de la mera preparación de estos elementos: su reverente y devota preparación puede recordar a toda la asamblea la importancia de preparar sus corazones para la liturgia.
Gran parte del tiempo del sacristán transcurre, por así decirlo, «entre bastidores». Generalmente, su labor se realiza antes de que comience la liturgia. Pero este ministerio silencioso, incluso invisible, es de suma importancia. Al fin y al cabo, si las puertas de la iglesia no están abiertas, la asamblea no puede reunirse. Si los libros no están preparados, no se puede proclamar la Palabra. Si el pan y el vino no están listos, no se puede celebrar la Misa. La labor del sacristán es fundamental.
Requisitos
Los participantes en el Ministerio de Sacristanes de San Juan Vianney deben tener las siguientes cualificaciones:
- Tener un horario fijo y estar dispuesto a prestar servicio cuando sea necesario y según se le solicite.
- Ser miembros plenamente iniciados y practicantes de la Iglesia Católica.
- Ser miembro registrado de la parroquia.
- Debe ser responsable, maduro y fiable.
- Deben aprender rápido y ser muy organizados.
- Asistir a misa regularmente
- Tener conocimiento del Orden de la Misa.
- Demuestren reverencia por la sacralidad de los Sagrados Vasos y del Cuerpo y Sangre de Cristo mediante su comportamiento, vestimenta y decoro en la liturgia.
- Conozca a fondo la manera en que se prepara, distribuye y dispone el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
- Participa en el programa continuo de formación y capacitación.
Recursos del sacristán
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Código de vestimenta de los sacristanes:
Caballeros: pantalón de vestir y camisa tipo polo, camisa de vestir abotonada, suéter o camiseta lisa de manga larga. Traje o chaqueta con o sin corbata.
Damas: pantalones, vestido o falda (hasta la rodilla o más larga), blusa, suéter o camisa con escote modesto.
Por favor, evite: pantalones cortos, chanclas o zapatillas, tacones muy altos (ya que pueden provocar tropiezos), zapatillas deportivas, camisetas de tirantes finos o sin tirantes, y ropa demasiado ajustada. No es apropiado llevar chapas, pulseras ni prendas con mensajes políticos.
Si aún no estás seguro de qué es apropiado, pregúntate: "¿Mi atuendo es adecuado para alguien que es…?"
- Proclamando la Palabra de Dios
- Distribuyendo el Cuerpo/Sangre de nuestro Señor
- Saludos a quienes han venido a recibir la Palabra y la Sagrada Comunión.
- Preparar “las cosas necesarias” para la celebración de la Liturgia.




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¡Ana está encantada de ayudarte! Como Coordinadora de Misión y Evangelización, te guiará en el proceso para ser monaguillo. Desde la capacitación hasta los horarios de ministerio, ella es la persona a quien debes llamar si tienes alguna pregunta o inquietud. Está deseando servirte.
Ana Aleman de Cortez
Misión y Evangelización
(678) 981-5226
aaleman@sjvpar.net

