Ministros extraordinarios de la Eucaristía
¿Qué es un Ministro Extraordinario de la Eucaristía?
Al aceptar la invitación de la Iglesia para ser Ministro Eucarístico de la Sagrada Comunión, estás demostrando de manera muy concreta tu vocación bautismal fundamental a ser otro Cristo.
En la celebración de la Eucaristía, recibimos un doble alimento: el pan de la Palabra y el pan de la Eucaristía: “...Cristo está siempre presente en su Iglesia, especialmente en sus celebraciones litúrgicas. Está presente en el sacrificio de la Misa... bajo las especies eucarísticas... Está presente en su Palabra...” (Concilio Vaticano, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, n.º 7).
Desde el Concilio Vaticano II, nos hemos acostumbrado a que los laicos lean la Palabra de Dios. Como nos dice el Concilio, «Cristo está presente en su Palabra». En realidad, hemos estado recibiendo a Cristo en su Palabra a través de los labios y la palabra de nuestros laicos.
Se ha dado un paso más. En la administración extraordinaria de la Sagrada Comunión, vemos a laicos distribuyendo el pan eucarístico a las almas en el banquete de Cristo. Esta ayuda tan necesaria que se presta a nuestros sacerdotes es otro ejemplo de nuestra obligación común de llevar al Señor Resucitado a toda la humanidad.
No deberíamos sorprendernos de estos cambios en la Iglesia. Más bien, valoremos al laico y su papel, tal como se describe en el Capítulo IV de la Constitución de la Iglesia. Animemos a nuestros Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión a estudiar y reflexionar sobre todo este documento del Concilio Vaticano II.
Las Sagradas Escrituras nos dicen que todos participamos de un mismo sacerdocio. Sin embargo, debemos tener muy presente que, «si bien difieren en esencia y no solo en grado, el sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial o jerárquico están, no obstante, interrelacionados. Cada uno de ellos, a su manera, es una participación en el único sacerdocio de Cristo» (Concilio Vaticano II, La Iglesia, n.º 10). En el ministerio de la distribución de la Sagrada Comunión, el laico no desempeña una función necesariamente reservada a los sacerdotes ordenados. Más bien, ejerce su propio sacerdocio de servicio, adquirido en el Bautismo y profundizado en la Confirmación.
Requisitos
La Arquidiócesis de Atlanta ha dado algunas expresiones concretas de estas normas, a saber, que un ministro extraordinario de la Sagrada Comunión:
Recursos EM
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Código de vestimenta de los EM:
Caballeros: pantalón de vestir y camisa tipo polo, camisa de vestir abotonada, suéter o camiseta lisa de manga larga. Traje o chaqueta con o sin corbata.
Damas: pantalones, vestido o falda (hasta la rodilla o más larga), blusa, suéter o camisa con escote modesto.
Por favor, evite: pantalones cortos, chanclas o zapatillas, tacones muy altos (ya que pueden provocar tropiezos), zapatillas deportivas, camisetas de tirantes finos o sin tirantes, y ropa demasiado ajustada. No es apropiado llevar chapas, pulseras ni prendas con mensajes políticos.
Si aún no estás seguro de qué es apropiado, pregúntate: "¿Mi atuendo es adecuado para alguien que es…?"
- Proclamando la Palabra de Dios
- Distribuyendo el Cuerpo/Sangre de nuestro Señor
- Saludos a quienes han venido a recibir la Palabra y la Sagrada Comunión.
- Preparar “las cosas necesarias” para la celebración de la Liturgia.




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¡Ana está encantada de ayudarte! Como Coordinadora de Misión y Evangelización, te guiará en el proceso para ser monaguillo. Desde la capacitación hasta los horarios de ministerio, ella es la persona a quien debes llamar si tienes alguna pregunta o inquietud. Está deseando servirte.
Ana Aleman de Cortez
Misión y Evangelización
(678) 981-5226
aaleman@sjvpar.net

